
Se enamoraron de nuestra historia y les correspondimos con amor
Verano de 2.001. Un grupo de profesionales del vino —provenientes de Estados Unidos en misión comercial— visitaban nuestra bodega con el fin de conocernos mejor y, quizá, entablar relaciones comerciales. El flechazo fue mutuo desde el minuto uno. Nosotros les hacíamos tilín a ellos y ellos nos hacían tilín a nosotros. Y también nos enamoramos. Nosotros de ellos y ellos de nosotros. Nos enamoramos de su cultura comercial y entusiasmo, y ellos se enamoraron de nuestros vinos y de nuestra historia. Les impresionó el carro con el que se recogió