El estado fenológico del lloro de la vid se produce en el mes de marzo. Y queremos imaginar que los viñedos lloran de alegría. La alegría de ver cómo guardamos los abrigos en el ropero, de ver cómo anochece más tarde o cómo van asomando los festivales de música en el calendario.

Pero lo cierto, y menos romántico, es que los viñedos duermen en invierno y en el mes de marzo se despiertan; lo que provoca que la savia circule por los sarmientos produciéndose ese fenómeno milagroso que se conoce como “lloro de la vid”.